Y cuanto más corría, él más se alejaba. Al detenerme, él también lo hacia. Sin dudas, estábamos separados por una distancia abismal; y tan constante! Unos meses atrás, estábamos en esa misma ruta, corriendo a la par. Pero hoy las cosas son muy distintas. No solo tengo que vivir maratoneando para intentar alcanzarlo, sino que también él hace lo imposible para que yo no lo logre…
No hay comentarios:
Publicar un comentario