martes, 25 de noviembre de 2008


Supongo que si las cosas se dan de una manera y no de otras, no es gracias, ni por, ni para cumplir con ningún plan divino. Cansado de escuchar que era su destino, o que nació para eso, o que simplemente tenía que pasarle, paso a contarles lo que para mi se acerca más a lo cierto: cada uno es amo y señor de su destino. Destino en mi diccionario dice: camino elegido. Basta de especulaciones enfermas. Abstracciones sin sentido. Dependencias que de tan puras suenan estupidas. Uno decide. Con cada palabra que escribe, cada cosa que dice, cada paso que da, cada silencio, cada reposo, cada mirada, con cada cosa que va pasando segundo-a-segundo en un minuto, una hora, un día, en la vida. Uno decide, y por suerte (mala) puede hacer y deshacer como quiera en su vida. Por eso las decisiones idiotas. Por eso las decepciones. Por eso los fracasos. Por eso todo.

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