En un día tan minusculamente desastroso te da por amontonarlo todo y lo minusculo deja de serlo para convertirse en mayusculo. Lo cierto es que lo único que deseas es desaparecer, huir de todas las preocupaciones y los sentiemientos negativos que te invaden a cada minuto y te dejan fuera de juego, aunque solo sea por un dia o por unas horas para saber que se siente cuando nada va mal, cuando todo funciona correctamente, como deberia, sin llantos, sin griittos, sin prisa, sin limitaciones, sin caos ni rabia o extres. Irte lejos. Tú. Solo tú y tus pensamientos. Porque cuando te ves obligada a luchar tan amenudo como me veo obligada a hacerlo yo, llega un momento en el que te cansas y piensas que necesitas un respiro, un descanso en el camino porque tus zapatos ya se han roto y tus pies comienzan a sangrar. Lo único que te mantiene fuerte es la esperanza de que las cosas acabarán por cambiar si continuas luchando por mi exhausta que te sientas. Resulta gracioso... las personas que viven de una esperanza son personas que viven sin gracia.
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